sábado, 14 de noviembre de 2015

13N




Hace mucho que no publico, y esta noche lo hago desde el insomnio, la pena y la estupefacción. Francia ha sido atacada por unos terroristas sin corazón y, sin razón, ha asesinado a más de 140 personas que simplemente estaban pasando un viernes cenando, viendo un concierto y haciendo vida normal. Desde aquí, mi más sentido pésame a las familias y los amigos de todos los fallecidos. Mi corazón está en París, sufriendo y llorando. No encuentro razón porque no existe razón. Se escudan en un dios que quiere venganza, un dios que disfruta con el sufrimiento, un dios que cada vez pide más sangre. Pero no es dios quien empuña un arma, quien arma una bomba o la hace explotar, quien deja a 140 familias rotas, a un país destrozado y a un mundo más triste. Lo peor de todo, que van a conseguir que la violencia que ejercen se combata con más violencia, pero violencia contra los que no tienen culpa, contra los musulmanes que detestan la violencia, que condenan los atentados y que sufren igual que los parisinos. Hoy no puedo dormir. Hoy no puedo creer. Y no puedo creer que en ninguna tv nacional nos informen, de que sea más importante un show de imitaciones o un show de hablar de los demás y sacar sus trapos sucios, un programa de hijos que maltratan a sus padres o un programa de investigación repetido, o una película insulsa. No puedo creer que este país nuestro se haya ido a la mierda de esta manera. Ahora solo quiero mirar a mis hijos, besarlos y dar gracias por estar viva. Estas masacres hacen pensar que la vida es corta, que hay que dejar de lado las tonterías, las discusiones absurdas, los orgullos, y disfrutar. Deja de lado lo que te estorba, lo que no te deja avanzar, lo que no te hace feliz y piensa que la vida son dos días y la debes pasar con la gente que te quiere. 





domingo, 5 de julio de 2015

Tontxu y Gomaespuma



Para reír un rato con Tontxu y Gomaespuma, que la vida es breve y hay que ser feliz.

olivares



 Uno de los paisajes más característicos de Extremadura y de mi pueblo, son los olivares, los olivos que con tanto mimo se tratan durante todo el año y de los que tanto nos acordamos en diciembre y enero, cuando es la época de la recolección de la aceituna con la que hacemos (digo hacemos porque nuestras aceitunas las llevamos a una cooperativa de la que somos socios y el aceite se hace allí) el oro líquido del que estamos tan orgullosos y que nunca falta en nuestras casas.